jueves, 15 de octubre de 2009

¡HELP!.


Uhm, se aproximan tiempos complicados. Por un lado, volví a la rutina pero con la paz que me supo dar este viaje, pero ese es el tema; volver a la rutina.
Creo que después de la palabra compromiso, rutina es la que más me asusta. Tengo miedo de la monotonía, de la normalidad, me asusta pensar que alguna vez pueda transformarme en una persona lineal, sin sueños, sin ideales, sin expectativas y sin ganas de luchar; me asusta el pensar que puedo contagiarme toda esa mediocridad de mucha de la gente que me rodea.
Y, por el otro lado, me refiero a tiempos complicados en varios aspectos. La situación en casa, claramente, no es la mejor ni nunca lo fué. Ya hace años que me pesa el clima de acá, la relación con mi vieja, los problemas de los cuales no soy causante pero evidentemente repercuten en mi, ahora la enfermedad de mi abuelo y (creo yo, el principal problema), la falta de afecto; no con mi viejo, si no con mi vieja. Hace tiempo que en esta casa se perdió el te quiero y se lo reemplazó con gritos, hace tiempo se perdió la caricia y se la reemplazó con reproches, hace tiempo se perdió el aliento y se lo reemplazó con indiferencia y la atención falta desde que tengo memoria; y todo eso que en mi ya era algo normal, después de dos viajes rodeados de abrazos y lindos gestos, pesa mucho más.
No dudo de mi espalda, de la cual estoy orgullosa porque realmente y aunque no lo parezca; sabe aguantar... Pero pido a algún alma piadosa que me ayude a mantener la paz de las montañas dentro de mi antes de que la rutina me coma por completo y el tono alto se instale nuevamente en mi voz.
¿Me ayudás?.

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