domingo, 23 de enero de 2011

F U E G O.

Como que somos un envase y adentro somos una guerra. Somos un choque constante de sentimientos, algunos opuestos, otros que se complementan; somos una batalla interna de pensamientos, sentimientos... somos como una especie de bomba, que por fuera puede parecer inofensiva, pero adentro tiene todo a punto de estallar. Somos fuego. Amor. Rabia. Viento. Tornado. HURACANES. Pero sólo a veces somos viento que calma o molesta, porque en realidad, somos FUEGO...

Y a veces nos callamos y lloramos a la noche después de reír todo el día.
Y a veces mostramos arranques de furia.
Y otras mostramos que no importa, que nada importa.
Y a veces, como el sol tenemos pequeñas erupciones, a veces alguna explosión se exterioriza (pero no tanto como nos pasa adentro).

Estallamos, todo el tiempo. Vivimos en guerra.
Es demasiado complicado, y eso que no somos complicadas; no creo que sea difícil hacernos bien, pero sin embargo nadie termina de entender cómo hacerlo. Porque si yo te doy no sé, un problema de matemática, con paciencia seguramente lo hagas; pero si yo te digo explicame porqué brilla el sol, por qué el fuego quema, por qué sopla el viento, por qué crece una flor... son cosas tan fáciles, que no te das cuenta cómo resolverlas. Porque son cosas naturales. Las cosas tan sencillas, terminan resultando complicadas. Por eso aparentamos serlo; pero no por eso tenemos que cargar con el mundo en nuestra espalda.
Hacemos lo que queremos... o lo que podemos. Vamos por el mundo sin buscar nada y a la vez todo. Por momentos no nos reconocemos, y nos dejamos, nos abandonamos, nos vamos a ninguna parte, para no estar con nadie ni siquiera con nosotras mismas. Otras veces nos aferramos a cosas y personas, que cuando ya no pueden dar más, entendemos que hay que alejarse, despacito, casi sin que lo noten. Pero no por egoístas, sino porque siempre necesitamos más. Siempre estamos buscando más.

domingo, 16 de enero de 2011

Hacer mal el té.


Sola me encuentro, encerrada en un cuerpo que ya no me es familiar.
Sola me siento, mis amigos me abrazan, me quieren tocar... sólo para tener algo de que hablar.
Mis sentimientos me los guardo, porque ya me cansé de mostrar lo que nadie sabe interpretar.
Lo que YO quiero YO lo sé; te pensás que no sé disfrutar, que la vida se hizo solo para vos.

Y veo a los pibes que salen del cine y van de la mano con mis amigas;
sé de lo que hablan, sé cómo se miran, sé lo que prometen y es todo mentira.
Cuando era mas chica me puse las pilas, y siempre al final me cagaron la vida,
si nadie te viene con la verdad , MENOS vas a ser vos, andate a cagar.
Te quiero, pero ahora quiero hacerte mal... dejame, dejame que te haga mal;
soy libre para pensar hablar y actuar; vos me queres coger pero después no te la bancas.

viernes, 7 de enero de 2011

¿De qué estamos hablando?

No te confundas; yo no morí. Yo nací un día lleno de estrellas, que se transformó en uno de lluvia, en el que eras vos, y en el que en esa lluvia pude escucharte (o al menos creí que pude hacerlo).

domingo, 28 de noviembre de 2010

365


Qué lindo que sos cuando jugás, y cuando te reís, y cuando te enojás, y cuando te quejás, y cuando te cambiás, y cuando saltás y cuando sonreís y cuando cuando cuando... cuando te veo y sé que no te tuve ni te tengo, pero estás tan presente en mi que tu sonrisa me invade desde lo profundo de mi estómago y se me encarna en el alma.
Y estabas el mismo día en el mismo lugar que te abracé por primera vez, que te ví por primera vez, que me mostraste toda esa magia que llevás adentro... pero esta vez ya corrió mucha agua bajo el puente. Y ojalá hoy hubiese llovido y hubiese sido todo tan espontáneo como entonces, y te hubiese dado ese abrazo que sin saberlo me encadenó a vos. Pero no llovió, y no te abracé todo lo que hubiese querido, y no te dije todo lo que me brotaba de adento, y esta vez no te mostré fotos; y ya no es como una vez dije, porque ya la lluvia no nos lava la cara...ya no me lame las heridas, ya no nos une ni nos hace sentir que eramos de verdad; pero si vos quisieras, yo te lamería las tuyas, y las curaría, y estaría unida a vos, y no dejaría que jamás te lastimen, a pesar de todo.
La primera vez que te ví, lo supe; fuiste especial... y lo sos, y lo vas a ser, tené la certeza de eso. Y, ¿te cuento un secreto?, en el fondo me gusta, porque no te necesito atado a mi cintura para tenerte, porque el recuerdo tal vez vale más que vos, y eso lo tengo, y no me lo puede sacar nadie. Y cuando llueve me gusta pensar que tal vez... y me hiciste tan felíz con nada... y si me conformo, no te necesito (pero lamentablemente, lo sabés, no soy tan conformista).

lunes, 15 de noviembre de 2010

Rayuela II.

Cómo nos odiamos todos, sin saber que el cariño es la forma presente de ese odio, y cómo la razón de ese odio profundo es esta excentración, ese espacio insalvable entre yo y vos, entre esto y aquello.

Modelo para armar.

No se lo diría nunca, que su nombre me llegaba como los perfumes que atraen y repelen a la vez, como la tentación de acariciar el lomo de una ranita dorada sabiendo que el dedo va a tocar la esencia misma de la viscosidad. Cómo decirlo a nadie si tú mismo no podrías saber que la mención de tu nombre, el paso de tu imagen en cualquier recuerdo ajeno me desnuda y me vulnera, me tira en mí misma con ese impudor total que ningún espejo, ningún acto amoroso, ninguna reflexión despiadada pueden dar con tanto encono; que a mi manera te quiero y que ese cariño te condena porque te vuelve mi denunciador, el que por quererme y ser querido me despoja y me desnuda y me hace verme como soy.

viernes, 1 de octubre de 2010


Viejo terco, cómo me gustaría tener certezas acerca tuyo, cómo me gustaría que tengas un teléfono para que yo te pueda llamar, y ponerme nerviosa porque no escuchás nada y no querés usar el audífono, y tengo que gritar, y aunque grite no escuchás y digas "PURA, TELÉFONO, NO ESCUCHO N A D A" (já, ya lo sabíamos abuelo). Cómo me gustaría putearte de nuevo, como hace exactamente un año, porque no escuchabas una goma y la comida estaba lista, y no venías, y me enojé (¡y cómo me enojé!, si vos por sordo y necio "demorabas las cosas" que yo, por despelotada no había hecho a su debido tiempo) y te dije que sos un viejo quisquilloso, que no tolero cuando hacés esas cosas, y me acuerdo que me miraste y me pusiste una cara de orto enorme y me dijiste que yo era igual de terca que vos, con la diferencia de que yo escuchaba, y yo te pellizqué los cachetes y te dí un abrazo enorme. Tenías razón, somos iguales... qué tonta fui, nunca me animé a decirte ni un sólo te quiero, y se me quedaron todos trabados en la garganta.
Vos me conocés, sabés que necesito aprobación a cada paso aunque realmente no lo parezca. Vos sabés que aunque reniegue, me hace bien.
Mañana me voy a Catamarca, como el año pasado; y hoy a la noche no podemos comer juntos, pero esas cosas pasan y no puedo hacer nada más que mariconear y acordarme que como vos, no hay ni va a haber nadie.
Te llevo siempre en el corazón y sé que desde algún remoto lugar, me estás dando fuerzas y, aunque yo te decía que es al pedo, tal vez estés rezando por mi para que todo salga bien. Ojalá me regalaran un minuto para pellizcarte el codito y decirte lo hermoso que sos, viejito mofletudo, para escucharte renegar.
Todas las cartas que nunca te dí, los abrazos que se quedaron esperándote, los te quiero que se me murieron en la garganta y hoy le digo al viento, las gracias que tampoco supe darte, y mi orgullo por haberte conocido y tenido al lado, se quedan esperándote, en un cajón en el que sólo tengo cosas tuyas.
Ojalá te sientas orgulloso de este caos que tenés como nieta.